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Queer Girl Pop: La Banda Sonora de Mi Autodescubrimiento

  • Foto del escritor: María Borja
    María Borja
  • 14 ago 2024
  • 4 Min. de lectura
No, no solo son artistas, y no es solo música; estas mujeres me han ayudado a aceptar y, sobre todo, a celebrar ser parte del colectivo queer, tras años de pensar que tenía que ocultar esa parte de mí misma.

Todo se remonta a un evento musical canónico en tiempos de COVID. Suena la canción “1950” de la artista King Princess de fondo, y al escuchar atentamente la letra, me cae un veinte precioso: es una balada de una mujer abiertamente profesando su amor por otra. La rola resonó conmigo y cobró un significado especial para mí porque justo en ese momento de mi vida estaba experimentando por primera vez mi bisexualidad; nunca antes había tenido sentimientos románticos por una mujer.




Pero para hablar sobre mi bisexualidad, creo que es necesario dar un poco de contexto. Crecí en un entorno tradicional y conservador. Como muchos de nosotres, pienso que la idea común instalada por la cultura, la familia, la escuela y la sociedad en general era esta: las parejas se componen de un hombre y una mujer. Por esto, durante mi infancia, adolescencia y principio de vida adulta, no se cruzaba por mi cabeza la posibilidad de sentirme románticamente atraída a una persona que no fuera alguien del género masculino.


A menudo, me encontraba en conflicto, sintiendo que no encajaba en la norma. Las películas me lo confirmaban, y cuando se trataba de música, ocurría exactamente lo mismo; las canciones de amor se dedican a alguien de tu género opuesto. Hasta que escuché “1950” y comencé a internalizar que no tenía que ser así.


Ese momento fue un despertar, una revelación que me invitó a explorar mi propia identidad. Avancemos al verano de 2024, donde los charts musicales están siendo dominados por pop girlies dedicándose a producir himnos queer. “Lunch” de Billie Eilish ha sido su debut más alto en el Hot 100. Chappell Roan rompió récords al ser la presentadora con la mayor audiencia en un set en la historia del icónico festival Lollapalooza. Young Miko se ha convertido en una voz queer latina dentro de la industria musical, con más de 26 millones de oyentes mensuales en Spotify.


¿Será que el mundo finalmente está dándole el foco y la importancia a talentos musicales que hace 50 años no tenían cabida en este sector? ¿Será que por fin estamos listes para dar espacio y la posibilidad de no solo aceptar, sino CELEBRAR, sin tabúes, pertenecer a este colectivo? Por lo menos sé que mi respuesta personal ante esta pregunta es un fuerte y rotundo: sí.


Young Miko es una pionera dentro de su género y ha expresado su sexualidad de manera abierta desde un principio. Sus shows se han vuelto espacios seguros para personas de la comunidad, donde se pueden ver ondear miles de banderas del orgullo. Sus canciones, que van desde el trap, el reguetón hasta el pop, tienen mensajes cargados más hacia lo sensual, con una clara diferencia: son desde una female gaze. La artista compartió en una entrevista para Remezcla que “el momento en que comencé a aceptarme y abrirme, a cuidar de mí misma y a aceptarme realmente, fue cuando realmente comencé a vivir”. Y es de esta misma manera como yo empecé a dejarme bailar y sentir sus canciones y letras; permití que una parte de mí existiera, sin miedo ni pena.



Chappell Roan se está haciendo notar como una de las promesas más emocionantes del pop y, después de años de carrera musical, finalmente está teniendo el reconocimiento dentro del mainstream que merece tras la viralidad de su éxito “Good Luck Babe”. Aunque es otra de sus canciones, “Pink Pony Club”, la que más resuena conmigo. Roan cuenta su primera experiencia en un antro gay y lo increíble que fue ver a otras personas queer siendo abiertas y orgullosas. En la letra también refleja cómo imagina a su madre, una mujer conservadora, sintiéndose apenada y decepcionada de quien su hija es. Un miedo muy común entre las personas que pertenecen al colectivo y que, en ocasiones, nos detiene de vivir en completa libertad. Esa conexión me hizo sentir que no estaba sola en mis luchas. Gracias a Chappell, hoy me siento más segura de que lo mejor es seguir bailando al compás de mi propia música, siempre.


Pero no todo es aceptación y recepción positiva. Tras años de ser empujada a hablar de su sexualidad por parte de los medios y fans, Billie Eilish ha sido cuestionada y acusada de hacer queerbaiting tras lanzar sencillos que hablan de su atracción hacia las mujeres. Pienso que esta situación es un claro reflejo de lo difícil y agotador que es explorar tu sexualidad abiertamente siendo mujer.


Hay mucho que hablar y analizar sobre este fenómeno y estas mujeres (quienes son tres de muchas que lo componen) a nivel macro; sin embargo, para mí lo más valioso existe en el micro, en lo personal, en lo más íntimo. Pues es como si ellas mismas me estuvieran diciendo al oído: “Sé quien quieras ser, ama a quien quieras amar y hazlo bailando en el centro de la pista. Sin miedo ni pena de nada ni nadie”.

Hoy, por primera vez, me siento lista para ser la protagonista de mi propia historia. Es un viaje lleno de incertidumbre, pero también de pura magia. Para alguien como yo, quien a veces prefiere comunicarse a través de estrofas y melodías, la posibilidad de expresar y cantar a todo pulmón quién soy y qué me compone es tan liberador como mágico. Y en cada nota, en cada ritmo, encuentro la fuerza para seguir adelante, abrazando mi autenticidad sin reservas.

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